SIRENAS. Aquellos seres mitológicos de los cuales la cultura pop se ha apropiado, presentándonoslos como criaturas sobrenaturales, de innegable belleza y dotadas con una voz melodiosa, que habitan las profundidades del mar.
Pero… ¿sabían que antes de Andersen y de Disney, solía prevalecer una concepción muy diferente de estos personajes?
Sí, así como les digo: antes de Ariel, las personas estaban más familiarizadas con las leyendas macabras que rodean a estos seres. Leyendas que los muestran como peligrosas asesinas que atraen a los marineros a la muerte con su canto; seres malévolos como, justamente, nos los vuelve a retratar este libro.
Lira es una hermosa sirena, conocida como la "Perdición de los Príncipes” debido a la gran trayectoria que tiene matando y robando corazones de hijos de reyes, influenciada por su madre, la despiadada "Reina del Mar".
Sin embargo, para su progenitora, la chica es débil y no merece el título de Reina que un día ha de heredar. Y también es torpe; tanto como para toparse con el príncipe Elain, el mayor asesino de sirenas, y dejarlo escapar con vida.
Y bueno, pues semejante afrenta no podrá ser cometida sin recibir su merecido castigo, y así es como la Reina lanzará a su hija al mundo de los humanos, luciendo como una de ellos, para que redima sus actos. Mas todos sabemos que esto no será fácil ¿verdad?
Como pueden imaginarse por la trama, este es un retelling oscuro y retorcido del famoso cuento de "La Sirenita", por lo que aquí, lejos de encontrarnos con los perfectos y honorable personajes que protagonizan dicha historia, nos hallaremos es con dos asesinos a quienes no les temblará la mano para derramar la sangre de su adversario.
Con un ritmo trepidante, abundantes escenas de acción, y una tensión palpable entre estos rivales, esta novela nos obsequiará con un retorcido cuento de hadas que, no obstante, también nos regalará transformaciones bonitas que al final nos recordarán que cualquiera puede enmendarse, y que no estamos condenados a ser de cierta forma por nuestros orígenes, puesto que siempre podremos ser mejores que eso.
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