Es difícil hablar de la segunda parte de una serie de libros, sin develar puntos cruciales de la trama expuestos en la primera, mas tampoco es algo imposible, por lo que trataré de hacerlo en esta ocasión.
Recapitulando un poco, al inicio de “El cristal de la guardiana”, nos topamos con Antonia, una geóloga que accidentalmente va a parar a Meridia, un archipiélago oculto, en donde vive una civilización que se ha desligado de la humanidad para protegerse de esta y para crear una sociedad mejor a cualquiera que pueda existir en la Tierra.
En ese primer momento tenemos, entonces, como foco principal, un enfrentamiento cultural y un acercamiento entre una humana y los habitantes de Meridia.
Aventura, fantasía y ciencia ficción son elementos que ya se comienzan a vislumbrar en esa primera entrega, junto con una marcada tensión romántica, que comienza a gestarse entre nuestra protagonista y un miembro de la familia gobernante del lugar.
Y, bueno, aunque en esta segunda parte vamos a encontrar más de lo mismo, además de eso vamos a tener la posibilidad de sumergirnos mejor en la cultura y en el día a día de los meridios: ver sus costumbres, su modo de trabajar, sus métodos de esparcimiento y algunas de las normas por las que se rigen.
Ahora bien, aunque lo anterior es algo bien fascinante, lo mejor de este libro, sin lugar a dudas, es aquella relación amorosa explosiva, que aquí va a pasar de ser una mera insinuación, a ser una realidad que va a implicar sentimientos y emociones que la harán adictiva, apasionante y peligrosa... porque sí: este libro se va a centrar en la imposibilidad de que se concrete esa atracción entre esas dos razas que, pese a parecerse en muchas cosas, difieren en muchas otras, las suficientes para crear un abismo aparentemente insalvable entre ambas.
Una novela increíblemente ágil, absorbente y emocionante, que mantiene el interés de principio a fin. Un libro que no baja el listón que el primero de la trilogía ya había puesto alto, y que al final nos hace querer leer el siguiente, lo más pronto posible, para saber cómo concluye todo.
Puntuación: 4.5/5
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