Cuanto más heridos estamos, cuantos más abusos sufrimos y cuanto más nos vemos atormentados por miedos internos, mayor es el daño que solemos infligir a las personas que más queremos... Sí, como si ellas tuviesen la culpa de nuestra fragmentación.
Así, pues, es que los chicos de hoy, que están creciendo en medio de abusos y carencias afectivas, el día de mañana se convertirán en padres que edificarán las relaciones con sus hijos sobre aquellas heridas que sus progenitores causasen en ellos.
Aquí tenemos, entonces, un bucle interminable en el que adultos estropeados; y mental, psicológica y emocionalmente enfermos, terminan por dar al mundo seres igual de afectados que ellos, o peor, si se quiere, como hace Martin, el villano de esta obra.
Inestable, agresivo, cobarde y, claramente desequilibrado, Martin ha criado a Julia, su hija, en medio de abusos físicos, sexuales y psicológicos, los cuales han hecho que ella sea una chiquilla retraída e insegura, capaz de albergar un profundo odio dentro de sí, tanto hacia ella misma como hacia el mundo que la rodea.
Sin embargo, un día Julia se dará cuenta que la relación que mantiene con su padre está acabando con ella y que, por mucho que ella lo ame, deberá elegir entre seguir permitiendo que este la destruya o enfrentarse a él para así poder salir del infierno en el que siempre ha vivido.
Una historia desgarradora y cruda que pesa, lastima e incomoda.
En esta novela vamos a seguir, con impotencia, el mundo interno de una niña, en el que solo hay oscuridad, y gracias al cual, lastimosamente, creerá que su dantesca cotidianidad es natural e ineludible.
Claro que al final Julia nos va a obsequiar con una fuerza, una resiliencia y una valentía, inmensas; virtudes estas que al principio parecerá no tener. Mas, el mal sabor de boca que nos dejarán los vejámenes de los que será víctima, no se nos quitarán con esa poca miel que nos dejará saborear su fortaleza. No, si es que lo que nos deja este libro es un sufrimiento intenso y una increíble repulsión hacia la naturaleza humana y hacía lo pútrida que esta puede llegar a ser...
Puntuación: 4/5
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