Dependiendo de lo felices o desdichados que seamos en nuestros hogares, podemos tender o, bien, a idealizar a nuestra familia o, muy por el contrario, a presentarla como un verdadero lastre, como el origen de todas nuestras desgracias.
Claro, aquí también entra en juego la distancia que hay entre lo que queremos narrar y el tiempo en el que aquello sucediese. Y, obviamente, está la cuestión de si en nuestras vidas actuales se encuentran presentes las personas de las que vamos a hablar o no.
Así, entonces, podríamos fácilmente caer en el error de satanizar y exagerar los defectos de los nuestros, si nos encontramos padeciéndolos en el momento en el que elegimos hablar de ellos; o en el de divinizarlos y enaltecerlos, por el simple hecho de ya no tenerlos entre nosotros.
Y, bueno, en esta obra ciertamente Elvira Lindo pudiera haberse decantado por la segunda opción, y mostrarnos, de ese modo, un retrato harto bondadoso para con sus padres, al haberse enfrentado hace relativamente poco a la pérdida de su progenitor. Sin embargo, aquí Lindo, lejos de brindarnos aquella imagen perfecta y poco creíble de la familia con la que ya no le es dado convivir, lo que hace es contarnos sucesos y anécdotas de una familia real e imperfecta en la que no había villanos ni héroes.
En esta obra la autora hace una especie de homenaje a sus padres, a la vez que un ejercicio terapéutico y, esto, sin dejarse nada en el tintero... Porque, bueno, no hay nada suficientemente personal, vergonzoso ni doloroso para que Lindo no lo exponga en este libro, a través de una prosa hermosa y emotiva, que presenta incluso lo triste como algo tremendamente bello, sin lo que su vida no hubiese sido lo mismo y sin lo que no sería la mujer auténtica que es hoy.
Una historia que nos muestra que nadie es perfecto, que todos tenemos flaquezas y que no deberíamos juzgar tan duramente a los que amamos y a los que nos aman, porque todos queremos de formas distintas, herimos, somos heridos y proyectamos en los otros tanto las luces como las tinieblas que tenemos dentro, como producto de experiencias pasadas.
Puntuación: 4/5
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