Me gustan las novelas románticas, pero solo cuando estas presentan auténticas historias de amor, lo cual es difícil de hallar hoy en día, hecho por el que casi siempre me decanto por obras clásicas cuando de abordar este género se trata.
Y es que realmente admiro las relaciones de antaño. Esas en las que predominaba el respeto por el otro; en las que no se llevaba cuenta de los sacrificios realizados ni de los perdones otorgados; en las que no se rehuía del compromiso, sino que más bien se ansiaba; esas que cuando fallaban, se hacía todo lo posible por repararlas, en lugar de desecharlas en la primera de cambio. Pues, ¿acaso no son esas demostraciones de verdadero afecto? Y si lo son, ¿cuándo dejamos que lo superficial, lo tóxico, lo obsesivo y lo pasional reemplazara aquello?
Love Story, si bien no es una novela clásica, sí presenta un amor que se ajusta mucho al concepto que tengo de dicho sentimiento. Claro, tal vez el hecho de haber sido escrita hace cincuenta años influya mucho en esta cuestión; empero no es lo único, también colabora en esto el que el autor haya prescindido de dramas innecesarios y que se haya centrado solo en lo esencial: plasmar una historia de amor que puede sucederle a cualquiera.
Oliver Barret es un estudiante aplicado y un deportista sobresaliente de Harvard, que quiere disfrutar su juventud al máximo, al tiempo que lucha por dejar de ser la sombra de su acaudalado y exitoso padre. Pero de un momento para otro sus prioridades van a comenzar a cambiar, tras conocer a una joven bibliotecaria, quien, sin proponérselo, le empieza a enseñar importantes lecciones de vida.
Como ven, el argumento de la obra no es extraordinario ni original; pero, pese a su simpleza, se las arregla muy bien para cautivar al lector con un lenguaje sencillo, con un personaje femenino fuera de lo común, con los precisos toques de tensión, humor y ternura, con unos cuantos giros inesperados y con un final conmovedor.
Novela corta y de fácil lectura, recomendada para aquellos que aún creen que el amor debe ser la luz que abra nuestros corazones y no la venda que los enceguezca.
Puntuación: 4/5
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