Jean Valjean es un hombre pobre, quien aquejado por el hambre de su hermana y de sus sobrinos, un día roba un pan y a causa de ello es condenado a la cárcel, lugar en donde pasa diecinueve años, pues su pena se ve agravada por sus múltiples intentos de fuga.
Una vez fuera del encierro, Jean es juzgado nuevamente, pero esta vez por la sociedad, la cual se resiste a su reintegración y, por el contrario, insiste en rehuirle y humillarlo a razón de su pasado. Sin embargo, cuando este hombre está por perder la esperanza en sus congéneres, se presenta ante él un obispo que lo acoge con los brazos abiertos y le infunde un deseo de transformación y de enmienda, que lo va a acompañar a lo largo de toda su vida.
Claro está que antes de que Jean decida abrirle paso a la luz que impera por colarse en su espíritu, realiza una última acción deplorable, que va a pretender ocultar cambiando de nombre y de vida. No obstante, la justicia es severa, y encarnada en el personaje de un policía sin piedad, le persigue sin descanso, incluso después de que finja su muerte y de que empiece a amar por primera y única vez a una criatura tan desdichada como él.
El libro cuenta con 1517 páginas, agrupadas en cinco partes, que a su vez se subdividen en libros con capítulos. El narrador es omnisciente y gusta de ahondar constantemente en los pensamientos, sentimientos y percepciones de los personajes.
En esta novela, acontecimientos históricos y sociales conducen al lector a la Francia perturbada y agitada del siglo XIX, valiéndose para esto del retrato detallado de hombres y mujeres que reflejan todo el bien y el mal que son capaces de albergar los corazones humanos.
Con descripciones pormenorizadas y de gran riqueza lingüística, Victor Hugo hace hondas reflexiones acerca de las injusticias vividas en su época y de los sufrimientos padecidos por seres inocentes. Asimismo, expone su creencia cristiana de la bondad como detonante para propiciar la transfiguración de un alma miserable.
Puntuación: 5/5
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