No sé ustedes, pero cuando yo escucho la palabra “reina”, de inmediato se me viene a la mente la imagen de una mujer hermosa, buena y justa. Sin embargo, no me había puesto a pensar en qué tan estereotipada podía ser dicha concepción, hasta que leí esta novela.
Catalina de Médici, bisnieta de Lorenzo el Magnífico, sobre el que versa la entrega anterior de esta serie, contrae matrimonio con Enrique II, hijo del entonces rey de Francia, Francisco I. Y no solo eso, sino que pronto se ve convertida ella misma en reina, tras las muertes del hermano mayor y del padre de su esposo.
No obstante, pese a ostentar tan elevada posición, Catalina tiene varios problemas. En primer lugar, está el hecho de que es repudiada en la corte porque por sus venas no corre sangre real y, lo que es peor, ni siquiera sangre francesa, puesto que ha nacido en Florencia. Adicionalmente, su marido se encuentra enamorado de otra mujer, con la cual se tiene que disputar su afecto constantemente, si bien ella siempre lleva las de perder. Además, por si fuera poco, no consigue quedar embarazada para darle descendencia a su esposo.
Pero Catalina no está dispuesta a dejarse abatir, ni a conformarse con su desafortunado destino, por lo que va en busca de un famoso astrólogo, Nostradamus, para que este no solo la ayude a quedar en cinta, sino que también le prediga el futuro para ella poder tomar decisiones sobre su propia vida y la de su esposo.
Uno de los personajes más escandalosos de la familia de los Médici que, por lo que he investigado, tenía fama de ser una mujer fría, calculadora, insensible y despiadada, pero que en este libro muestra otra cara más humana.
Aquí, vemos cómo se forja el carácter de una mujer repudiada por su origen y por carecer de belleza. Catalina, aunque se ve herida en su orgullo, jamás abandona el sentido del deber, y cada vez se hace más fuerte y previsora, hasta el punto de llegar a controlar un país que no es el suyo.
Como en las novelas anteriores, en este libro las intrigas, las traiciones y los enfrentamientos están al orden del día.
Puntuación: 4/5
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