Leer a King, para mí, siempre es un enorme placer. No sé qué tiene su pluma, pero lo cierto es que viniendo de ella, todo me resulta atractivo.
Así, pues, en cuanto vi que había sacado este libro, no me lo pensé dos veces y me hice con él. ¿El resultado? Una muy grata sorpresa; el toparme con una obra que me ha obsequiado con las mejores horas de lectura que últimamente he tenido.
Cuatro relatos conforman este libro, todos con elementos paranormales, mas sin ser por ello historias de miedo propiamente dichas. Y es que sí, en esta obra hay partes que erizan la piel y hacen que a uno se le acelere el corazón, empero lo cierto es que ofrece mucho más que eso.
“El teléfono del señor Harrigan” es el primer relato y va de la relación de un niño con un anciano, y de aquellos dos con sus teléfonos móviles, artilugios estos que les permitirá mantener una relación macabra cuando ambos se vean separados de forma abrupta.
Enseguida tenemos “La vida de Chuck”, un cuento en tres actos, presentados en orden inverso, y en el cual primero asistimos a un apocalipsis, en el que aparece la figura de un hombre a quien nadie conoce pero cuyo rostro está en todas partes, para más tarde vernos sumergidos en el esclarecimiento de aquel misterio.
“La sangre manda” es una suerte de secuela de “El visitante”, con Holly Gibney como protagonista, quien esta vez se enfrenta sola a ese mal que cambia de rostro y se alimenta de miedo y sufrimiento.
Por último, “La rata” nos habla de un escritor que se recluye en una cabaña para darle forma a una novela, sin saber que el deterioro de su salud física, sumado a su aislamiento y a su incapacidad para terminar su obra, lo llevarán a ser blanco de una criatura de lo más diabólica.
Si te gusta King, no puedes perderte estas historias de personajes geniales, giros inesperados, escenas tétricas, ambientes opresivos y unas cuantas reflexiones trascendentales.
No creo equivocarme al decirte que después de esto no volverás a ver de la misma manera a tu celular, ni a las vallas publicitarias, ni a los reporteros de televisión, ni a las ratas.
Puntuación: 5/5
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