Las personas más allegadas a Iván Ilich dicen sentir su muerte, mas esto no les impide pasar rápidamente a los asuntos prácticos que el suceso trae consigo.
Por un lado, los amigos y colegas del difunto abogado, no pueden evitar pensar en la vacante laboral que este deja, y es que gracias a ella aspiran acceder a buenos ascensos.
Por otra parte, se encuentra la viuda, que aún sin enterrar al que fuese su marido por años, ya se ve haciendo averiguaciones respecto a los beneficios económicos adicionales que pudiera sacar del fallecimiento del mismo.
Pero ¿quién fue Iván Ilich para que su partida no afecte, más de lo que alegre, a sus conocidos? Pues eso es lo que se va desvelar en este libro.
Siendo considerado como el “fénix de la familia”, Ilich se destaca en sus estudios y tan pronto como se gradúa de la universidad, empieza a trabajar en un cargo cómodo, por influencia de su padre. En ese entonces sus ansias de sobresalir y ascender en su vida profesional y social ya se hallan presentes en su interior, pero no son tan grandes como para impedirle disfrutar de ciertos placeres de la vida.
Pero más tarde empieza a actuar en función de guardar las apariencias, y con ello se casa con una mujer que pronto lo exaspera, comienza a tener un comportamiento netamente burocrático en su trabajo y los bienes y la comodidad material pasan a ser la prioridad en su vida.
Así pues, cuando este hombre enferma, nadie piensa en él como un ser humano que requiere acompañamiento, sino como un estorbo y un molesto recuerdo de que aún a la gente de la alta esfera, le llega su final.
Este libro cuenta con 139 páginas, agrupadas en 12 capítulos.
Tolstoi, experto en plasmar en palabras, tanto las emociones más íntimas del hombre, como su hipocresía en lo que a las relaciones sociales se refiere, retrata en esta corta obra, la vida de un individuo que existe solo para mostrarse, en lugar de hacerlo para forjar los verdaderos vínculos que le habrían concedido humanidad, y, por ende, auténtica felicidad, con la cual el dolor emocional no lo hubiese golpeado tan fuerte en su lecho de muerte.
Puntuación: 5/5
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