La isla misteriosa (Julio Verne)

 

En la literatura son cuantiosos los casos en los que marineros, tras una desafortunada vicisitud, son testigos de cómo naufraga su embarcación, hecho que los deja en una penosa y peligrosa situación. En dichas ocasiones, los individuos más afortunados logran salvarse, alcanzando tierra, la cual casi siempre resulta siendo una isla. Sin duda pues, este es un preámbulo excelente para una historia, empero, en esta novela Julio Verne no se conforma con ese modelo estándar y deja, literalmente, “volar” su imaginación.

Y es que los hombres a bordo de un navío que se va a pique, tienen muchas probabilidades de salvarse si, como se ha mencionado, llegan a una isla y se valen de los restos del buque para encontrar el modo de subsistir en ella. Pero, ¿qué pasa cuando los desafortunados no van en barco sino en globo? ¿Cuáles son las probabilidades de que los pasajeros de un aeróstato sobrevivan si caen, con todo y dicho medio de transporte a la mar?

Un ingeniero, su ex esclavo y su perro, un marino y su protegido, y un periodista, son los hombres cuyo globo zozobra en la presente historia; no obstante, estos tienen tan buena fortuna, que van a parar a una isla basta, en donde la diversidad geográfica, botánica y zoológica es exquisita. Si a esto se le suma que los individuos en cuestión son laboriosos y cuentan con abundantes conocimientos y habilidades, no es de extrañar, pues, que estos no solo se limiten a subsistir precariamente en aquel paraje, sino que decidan convertirse en verdaderos colonos del mismo.

Sin embargo, el procurarse su bienestar durante su estadía en la isla, apenas es uno de los muchos asuntos que estos hombres deberán resolver, puesto que los imprevistos serán una constante para ellos; algunos de los cuales podrán sortear por sí mismos, pero, otros solo podrán ser superados con la intervención de una fuerza misteriosa y bienhechora, que los fascinará y desconcertará, por partes iguales.

Una magnífica obra para los amantes de la naturaleza, la ciencia, las aventuras y, por supuesto, las buenas historias.

Puntuación: 5/5