Leer a Stevenson es como adentrarse en un mundo fantástico en donde la aventura y el misterio son una constante; en donde es posible plantear una infinidad de teorías que auguren el camino que va a tomar una trama, aun sabiendo que al final estas van a quedar refutadas y superadas con giros argumentales inesperados y extraordinarios.
Perrunamente, antes de abordar estos relatos, había leído un par de novelas de Stevenson que me fascinaron. Así, entonces, mis expectativas al empezarlos eran muy altas y, por tanto, corría un inmenso riesgo de quedar decepcionado con él. Sin embargo, tengo que decir que en estos relatos no solo encontré lo que esperaba sino, incluso, un poco más. Y es que son sencillamente magníficos.
En “La isla de las voces” aparece un muchacho llamado Keola, cuyo suegro, Kalamake, es un hombre temido y respetado, de quien se rumora posee habilidades mágicas. Empero, los poderes del viejo traen sin cuidado al joven, desconcertándolo solo un hecho del mismo: la misteriosa procedencia de su dinero. Claro que esto no dura mucho, puesto que Kalamake al ver la inquietud de Keola en lo concerniente a este aspecto, comparte con él su secreto, el cual consiste en viajar mágicamente a una isla en donde es invisible para sus habitantes y de la que extrae conchas que se convierten en dólares. Entonces la curiosidad de Keola se ve satisfecha, pero no así su avaricia; debilidad esta por la que es castigado.
Por otra parte, en “El diablo de la botella”, se presenta Keaue, un joven que conoce a un hombre poseedor de una casa hermosa, que no obstante se ve apesadumbrado. Empero, Keaue, ignorando la rara actitud de su anfitrión, le manifiesta a este su deseo de tener una propiedad como aquella, y allí es cuando el hombre le ofrece una botella encantada, la cual habría sido la fuente de su fortuna. Keaue, compra la botella y obtiene lo que quiere con ella, mas luego siente apremio por deshacerse de ella, puesto que su vendedor le advierte que si un hombre llegase a morir con ella en su poder, su alma iría a parar al infierno.
Puntuación: 5/5
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