La guerra que aposté en mi contra (Jarhat Pacheco)

 Como ya les he dicho anteriormente, no soy un lector asiduo y, por tanto, tampoco muy conocedor de poesía y menos aun de la contemporánea; pues, según lo que he podido apreciar, no son pocas las ocasiones en las que esta última surge guiada más por intereses económicos que artísticos.

Pero, ¿les digo qué? También estoy seguro de que no toda la raza de verdaderos poetas se halla extinta, razón por la cual me niego a dejar de darle la oportunidad a nuevos escritores que valientemente hoy se arriesgan a incursionar en el género, como es el caso de Jarhat Pacheco, la autora del presente libro: una joven que, a mi modo de ver, es una fiel representante de esa estirpe superviviente de artistas que les hablo.

Ahora bien, "La guerra que aposté en mi contra" es el tercer libro de Pacheco, y en él ella se desnuda, se despoja de todo, abre su alma para compartir sus sentimientos más profundos y reales que, pese a ser muy propios y personales, a su vez son muy universales, en tanto que todo espíritu sensible de seguro los ha experimentado al menos una vez en su vida.

Ese vernos aprisionados por demonios internos que nos cierran a la capacidad de amar y aquella terquedad con la que nos aferramos a personas y pensamientos que nos destruyen, son dos de los temas principales que Pacheco desarrolla aquí, de un modo cercano, auténtico y muy bello.

Por otra parte, en lo que respecta a la estructura de la obra, les comento que se encuentra dividida en tres apartados: "Guerra/Crisis", que nos habla de la batalla más despiadada que una mujer puede librar en contra de sí misma; "Tratado de paz/Sanación", en donde la misma chica toma la determinación de cortar con todo lo que lastima; y, finalmente, "Amor nuevo/Comienzo", que narra una reconstrucción influenciada por un amor propio y por otro romántico, que es casi un nuevo nacimiento a la vida.

Amé totalmente este libro y me gustaría que tomaran enserio mi recomendación de leerlo, si no como la de alguien que sabe de poesía, al menos como la de alguien poseedor de sentimientos y como un profundo admirador de la belleza.

Puntuación: 4.5/5