La Grieta (Doris Lessing)

 

Absurda. Así es como considero la continua disputa de los sexos por obtener la supremacía. ¿Es que la humanidad ya no está lo suficientemente dividida por ideas religiosas, políticas, raciales y territoriales, como para que ahora se esté enfrentando por lo que cada individuo tiene entre las piernas? Perdónenme, pero en ese sentido, el supuesto progreso del mundo actual se me antoja una quimera.

¿Pero saben que es más insensato que eso? Que por un lado se tiren piedras los unos a los otros, por rasgos inherentes a cada sexo, pero que, por otro, se tache de “sexista” a quien expone públicamente esas características que los hacen diferentes, como le ha ocurrido a Lessing con esta novela.

En la presente historia se entremezcla la vida de un historiador, con narraciones de un pasado remoto en el que solo existían mujeres sobre la Tierra, quienes, fecundadas por obra de la Luna y el agua, daban origen a otras criaturas como ellas. Esto, hasta que empiezan a nacer seres diferentes, que son tachados de monstruos y, por tanto, también condenados a muerte. Dichas criaturas, claro está, no son otras que bebés del género masculino.

Pero como no todo es perfecto, resulta que las madres no logran deshacerse de todos aquellos especímenes, y es de ese modo como algunos niños terminan huyendo y formando su propia comunidad, empero, rehusando de todo contacto con sus antiguas victimarias, quienes asimismo desconocen que su plan para deshacerse de los "deformes", ha fracasado por completo.

No obstante, las dos comunidades viven tan cerca la una de la otra y el instinto natural que llama a la unión de estas es tan fuerte, que no pasa mucho tiempo hasta que se cruzan, con todo el desconcierto y las dificultades que aquello supone para ambas.

Si quieren leer algo diferente, atractivo y que los haga reflexionar acerca de la necesidad de que hombres y mujeres se acepten desde sus diferencias, esta novela es para ustedes.

Y es que aunque anatómica y psicológicamente los dos sexos son distintos, sus disimilitudes no pueden ser causantes de odio, sino de fascinación, comprensión, amor y respeto.

Puntuación: 5/5