Dos almas se encuentran a orillas de un río, decidiendo cuál será su próxima reencarnación, con la única convicción de que sin importar el cuerpo que habiten ni la relación que las una, se van a amar y van a aprender la una de la otra.
Luego de un corto diálogo, determinan ser esposos, padres de una niña y compañeros de un caballo. La cuestión queda así zanjada, con el consentimiento de las cuatro almas: las de los futuros cónyuges, la del hijo y la del animal. Sin embargo, para lanzarse a la vida es requisito olvidarse, para tener el placer de volver a coincidir.
Así, tiempo después, las dos almas ya se han reencontrado pues, son esposos, y el fruto de su cariño se encuentra en el vientre de la mujer. También hay que decir que los enamorados tienen tiempo y afecto para emplearlo consintiendo a su yegua y para embriagarse con melodías de amor. Todo es perfecto… o bueno, lo es hasta que la tragedia toca a su puerta.
Una noche tranquila falla la energía eléctrica de la vivienda de la familia, ante lo cual la mujer decide prender una vela que alumbre el camino de su esposo, mientras ella se encarga del animal que se halla en el establo. Entonces ocurre el desastre. Sin tiempo para volver sobre sus pasos y socorrer a su amado, la mujer ve cómo la casa se consume en llamas y con ella, su compañero de vida. Pero eso no es todo; el impacto emocional es tan fuerte, que la hija de sus entrañas también sucumbe, antes de haber tenido la oportunidad de vivir.
Aquí la mujer destrozada, como muerta en vida, emprende un viaje hacia lo desconocido, al lado de la yegua, a la que primero culpa de la tragedia, pero más tarde ve como un apoyo en ese transitar por el sendero que el destino le tiene preparado para que aprenda acerca del sentido de la vida, del amor y de la pérdida.
Libro con 197 páginas.
Aunque este no suele ser mi tipo de lectura y pese a no creer en la reencarnación-uno de los temas principales de la novela- me he deleitado con sus metáforas, con sus reflexiones y con su hermoso lenguaje poético, que más que narrar, parece cantarle a la vida y al amor.
Puntuación: 4/5
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