martes, 12 de enero de 2021

Historia de un lector #19

 

Era la primera vez que pisaba la biblioteca de la universidad con un propósito distinto al de realizar una consulta o preparar una prueba. Tenía miedo de lo que estaba a punto de hacer, pero era mayor el terror que le daba lo que podría suceder si desistía de su propósito.

Con paso firme se dirigió hacia la bibliotecaria, quien se encontraba tras el mostrador de la entrada. Sus amigos constantemente se burlaban de la señora por su aspecto desaliñado y por su mal humor, pero aquello fue en lo último que reparó al estar en frente de ella. ¿Y si no lo aceptaba? ¿Y si para hacer parte del grupo le exigía condiciones de las que carecía?

-¿Qué se le ofrece, joven?- le preguntó la señora en tono hostil, mirándolo de modo despectivo.

De inmediato se arrepintió de no haber optado por un atuendo más apropiado para la ocasión. Claramente su camiseta y su pantalón corto no hablaban muy bien de él en aquel lugar. Lo tendría en cuenta para la próxima ocasión. Claro… si había una próxima.

-Quiero pertenecer al club de lectura de los sábados- dijo reclinándose hacia la señora, para evitar que las demás personas en la sala lo escucharan.

-¿Y por qué, niño bonito? ¿Crees que vas a encontrar aquí a una noviecita que haga los trabajos por ti?

Había llegado el momento de la verdad. Tenía que convencer a la bibliotecaria. Y, pese a haberse preparado para aquel instante, allí lo olvidó todo y con resignación se dispuso a exponerle la situación, como le saliese.

-Tengo una amiga a la que aprecio mucho. Ella es bella y muy inteligente. Pero temo perderla, ¿sabe? Ella tiene síndrome de Asperger, y por eso sus intereses son limitados, siendo uno de ellos la literatura. Como es de suponer, es un alma solitaria; mas yo quiero hacerle compañía. Pero para eso tengo que conocer lo que a ella le gusta… y se me ocurrió que el club me ayudaría con eso.

Apenas terminó, se quedó mirando fijamente a la señora.

-Ven a las cuatro- se limitó a responderle.

Con una expresión feliz en el rostro y un gran alivio en el corazón se dio la vuelta para irse, empero la señora volvió a hablar.

-Bienvenido, niño bonito- le dijo sonriendo.

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