Leslie sabía que podía entrar a mi habitación siempre que se le antojara, razón por la cual a menudo me pegaba sustos de muerte con sus súbitas apariciones. Así, aquella tarde cuando me encontraba absorto en un tedioso trabajo de la universidad, desconocía el hecho de que estaba acompañado, hasta que escuché su voz a mi espalda.
-No sabía que te gustaba la historia.
En cuanto me repuse del sobresalto que me generó el oírla, me di la vuelta para saber a qué se debía su errónea apreciación y la hallé examinando la carátula de Company of héroes, el videojuego que acaba de adquirir. Claro. Debí de suponerlo. El juego tenía por escenario la Segunda Guerra Mundial.
-Y no me gusta la historia, Leslie- le respondí tomando el videojuego de sus manos- Tenlo por seguro que solo compré el juego por diversión.
La sonrisa se apartó de la cara de mi hermana, tan pronto escuchó mi réplica. No pude evitar sentirme culpable por matarle la ilusión. La pobre siempre había intentado que alguien de la familia compartiera con ella sus intereses intelectuales, y hasta el momento lo único que todos nos limitábamos a hacer al respecto, era escuchar sus aburridos monólogos, aunque no llegáramos a comprenderlos.
-Oh. Está bien. Lo entiendo. Solo pensé que podría…-empezó a hablar, pero no concluyó la frase- Olvídalo.
-¿Que podría qué, Leslie?
Mi hermanita no contestó, sino que salió corriendo de mi habitación. Pero, antes de que yo pudiera siquiera reaccionar, ya estaba de vuelta, con un libro en la mano, que tendió hacía mí.
-Te juro que es tan divertido como tus videojuegos- dijo ante mi cara de desconcierto-También se sitúa en la Segunda Guerra Mundial, pero no es nada aburrido.
Para no decepcionarla, sonreí y acepté el ejemplar. “La ladrona de libros” no era un título que me pareciera muy emocionante, pero prometí intentar leerlo.
Lejos estaba de imaginar que aquel era un señuelo; pues he de admitir que fue a partir de esa novela, que empecé a compartir con mi hermana, lo que nunca creí posible: su amor inconmensurable por la palabra escrita.
Historia inspirada en una experiencia de @leslie.aguilar147
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