martes, 12 de enero de 2021

Historia de un lector #14


 -Qué tengas una feliz noche, mi amor- se despidió su madre a punto de apagar la luz.

Lorena, que ya se encontraba acostada, se reincorporó rápidamente, azotada por un súbito recuerdo.

-¡Espera, mamá!- la detuvo agarrando su brazo con su diminuta mano.- Tengo algo qué decirte.

La buena mujer, al ver la ansiedad reflejada en el rostro de su hija, se dispuso a escuchar sin preguntar.

-A Mariana le dieron un televisor en Navidad y ahora ve Plaza Sésamo antes de dormir. Yo también quiero eso - dijo Lorena con los ojos suplicantes.

La madre observó a la pequeña por un momento, para luego extraer algo de la mesita de noche, que la niña no alcanzó a distinguir.

-Ya hablamos de eso, mi cielo. No compraremos más televisores en esta casa- le comunicó con una tierna firmeza.- Pero uno de los regalos que tú recibiste en las fiestas también puede servirte para conciliar el sueño.

Lorena se había cruzado de brazos y había fruncido el ceño al escuchar la negativa de su progenitora, mas las últimas palabras de esta despertaron su curiosidad, haciendo que su mirada se tornara expectante.

-Aquí dentro hay una historia- le explicó su madre presentándole a Lorena el libro que había sacado del mueble- Te la voy a leer y, si prestas atención, podrás verla en tu cabeza.

Lorena había escuchado decir al hermano de Mariana, que esos objetos eran aburridos y por eso no se había dignado siquiera a abrir el ejemplar cuando se lo dieron. Así, entonces, en cuanto supo que su madre iba a comenzar a leerlo, cerró sus ojos con fuerza en señal de protesta. Empero, la mujer no se dio por vencida.

-El cuento se llama “Las tres cidras”- anunció.

Durante cinco minutos la mujer leyó con voz pausada, intentando despertar el interés de su hija, pero como esta no se movía, la creyó de verdad dormida y, lanzando un suspiro, cerró el libro y apagó la lámpara.

-¿Qué pasa luego? No puedes dejar la historia así, mamá. Tienes que terminarla- dijo Lorena volviendo a encender la luz.

Desde esa noche Lorena empezó a amar la literatura, pese a aún no saber leer.

Historia inspirada en una experiencia de @lore_airan

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