Antes de descolgar el aparato, Ramiro repasó toda la oficina con la mirada, buscando algún indicio de su jefe, sin hallarla en ningún sitio.
-Rocío, mi amor, ya te he dicho que no puedes llamarme aquí- respondió, convencido de que la autora de la llamada no podía ser otra que su hija.
-Ya sé, papá, pero Carlos se acaba de llevar todos sus libros de texto a la anticuaria y no me hizo caso cuando le dije que tú te ibas a molestar con él.- casi gritó la niña.- Incluso intentó convencerme de que lo hacía por órdenes tuyas.
Ramiro suspiró y volvió a examinar el lugar con sus ojos. Sabía que ese enfrentamiento llegaría tarde que temprano.
-Mi pequeñita, te pido que te lo tomes con calma. Últimamente las cosas no han estado bien y necesitamos ese dinero extra- explicó pacientemente-. No quería llegar a ese extremo, pero tuve que hacerlo, mi Ro.
El silencio se hizo en la línea.
-Lo entiendo… lo entiendo- dijo la niña al fin, con una voz apenas.- Pero bueno, aunque voy a extrañar leer los libros escolares de mi hermano, al menos puedo seguir devorando tu periódico.
Ramiro no quería desilusionar a su hija, pero una vez más no tuvo otra opción. .
-Ro… Me vi obligado a cancelar la suscripción. Perdóname.
Otro silencio prolongado en la línea.
-Está bien- dijo la niña en un hilo de voz y colgó.
Ramiro respiró hondo, apesadumbrado, antes de apartar el teléfono de su oído.
-Ramiro- lo llamó una voz conocida y temida a su espalda.
El hombre se giró sobresaltado, para encarar a su jefe.
-Perdone, señora Marcela… le dije que no volviera a llamarme pero…
-¡Pero nada!- lo cortó la mujer.- Su hija le está pidiendo libros y yo tengo muchos en casa. Mañana mismo pásese por mi oficina. Le traeré una caja con algunos ejemplares de mi biblioteca. ¡Y que no se diga una palabra más!
A Ramiro le tomó unos minutos reponerse de la noticia, tanto así que ni siquiera pudo agradecerle a la autora de la misma. Pero, una vez encajado lo sucedido, lo que sí hizo fue tomar el teléfono de nuevo. Valía la pena volver a correr el riesgo para alegrar a su pequeña lectora.
Historia inspirada en una experiencia de @eltiempoentrelecturas
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