Hoy en día están muy en boga los personajes femeninos “fuertes” en la literatura; esas mujeres que no permiten que nadie las controle, que no necesitan de un hombre que las defienda y que no toleran que se burlen ni que pasen por encima de ellas. Pero, ¿será que dichas actitudes corresponden realmente a una mujer valerosa? ¿No será más bien que aquella rudeza exterior es el disfraz que emplean para esconder sus debilidades? ¿Y si sus formas de ejercer la “libertad” sobre sus vidas, no es otra cosa que manifestaciones de la infeliz esclavitud a la que las han sometido sus pasiones?
Perrunamente, admiro más a una mujer capaz de demostrar su fragilidad, de regalar amor y de perdonar; que a una que no se permite a sí misma derramar una lágrima, ni querer, ni, mucho menos, pasar por alto una afrenta. Y es que la primera claramente se conoce y se aprecia tanto, que no deja que nada perturbe su paz interior; mientras que, la segunda, se deja enceguecer por el orgullo y considera que solo poniéndose por encima de los demás es que va a lograr calmar el hambre, nunca saciable, de su egolatría.
Como no podría ser de otro modo, tratándose del maestro Honoré de Balzac, Eugenia Grandet es un personaje que encaja perfectamente con la primera descripción.
Eugenia es la hija de un rico pero avaro negociante, que se la pasa todo el día encerrada en una casa humilde con su madre, recibiendo, de vez en cuando, las atenciones de pretendientes que más que su mano, ansían la fortuna familiar de la joven. Inocente, crédula y de buen corazón, Eugenia cree que la atracción que le manifiestan los muchachos es auténtica. No obstante, no se interesa por ningún representante del género masculino, sino hasta que conoce a su apuesto y refinado primo. Aquí empieza, entonces, el crecimiento y los sufrimientos de una muchacha, que a pesar de las pérdidas que le tiene deparada la vida, siempre va a conservar incorrupto su buen y generoso corazón.
Una novela que hace rato tenía pendiente por leer, y que me ha hecho reafirmar mi admiración por uno de mis autores franceses predilectos.
Puntuación: 5/5
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