Soy amante de los libros de terror. Pero, si les soy sincero, hubiese sido incapaz de iniciarme con el género siendo un cachorro. ¡No habría podido evitar mojar la cama y despertar a media noche aullando de miedo! ¿Y cómo no iba a ser así, si yo, como la mayoría de peques, era altamente impresionable en esa época?
No obstante, sí me hubiese gustado leer acerca de esos monstruos que en lugar de dar miedo, despiertan curiosidad y fascinación. De haberlo hecho, no habría tardado tanto tiempo en adquirir el hábito de la lectura, y hubiese dejado de temerle a la oscuridad antes de mi perruna pubertad. Mas, lastimosamente, en ese entonces no tenía quién me acercara a ese tipo de personajes jocosos, estrafalarios y entrañables, que resultan ser las criaturas sobrenaturales de las obras infantiles. Sin embargo, ahora que llego a una de ellas, por mis propias patas, me es imposible no presentárselas, con la esperanza de que ustedes le den a conocer esta, o una similar, a los más pequeños de sus familias.
La criatura en cuestión es Rüdiger, un vampiro que tiene más de ciento cincuenta años. Empero, como se convirtió siendo apenas un niño, tanto su cuerpo como su mente, son los de un infante; lo que significa que le encanta salir a divertirse y hacer amigos.
Por su parte, Anton es un niño humano que ha sido educado con buenos modales pero con escepticismo hacía los temas paranormales, de los que sus padres a menudo se burlan. Así, entonces, jamás se le hubiese cruzado por la cabeza que los vampiros existiesen de verdad, y, mucho menos, que fuese posible entablar una amistad con uno de ellos, de no ser porque un día Rüdiger aparecer en su ventana y se cuela en su habitación.
Anton, como es natural, al principio siente miedo y desagrado por el pequeño vampiro, mas pronto se da cuenta que pese a sus extrañas costumbres, es un ser muy simpático y agradable; tanto así, que no ve reparo en dejarse arrastrar por las aventuras que Rüdiger le propone, tales como volar con una capa y meterse de incógnito en la cripta que este comparte con otros no tan amigables como él.
Puntuación: 4.5/5
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