Desde el fondo de mi corazón (Antoine de Saint-Exupéry)

 

¿Existe, tal vez, algún lector en el mundo que no haya leído o, en su defecto, no haya escuchado hablar del pequeño niño proveniente del Asteroide B-612, que hace amistad con un zorro y se enamora de una rosa?

El Principito es uno de los libros más leídos de todos los tiempos, y no solo por los más chicos, como pudo haberse concebido en un principio, sino por personas de todas las edades, que extraen de esta obra las enseñanzas más sencillas, pero más valiosas que damos por sentadas en la infancia, pero que olvidamos a medida que envejecemos.

Quizá ustedes han leído esta corta historia en más de una ocasión, pero ¿se han detenido a pensar en el hombre detrás de ella? Sí su respuesta es afirmativa, quizá les interese complementar los conocimientos que tienen acerca de Saint-Exupéry con el presente libro, y, si es negativa, esta es su oportunidad para acercarse a la vida y a los sentimientos de este aviador que los instó a volver a ver a una boa digiriendo un elefante, en lugar del soso sombrero que suelen apreciar los adultos.

En las 64 páginas de “Desde el fondo de mi corazón”, Intermedio Editores ha seleccionado algunas de las cartas más emotivas que escribió Antoine a su madre, Marie de Saint-Exupéry, por la que profesó una tierna devoción a lo largo de su corta existencia.

Pero en esta edición no solo nos encontramos con las misivas mencionadas, sino, además, con pequeños fragmentos biográficos del autor y con algunas fotografías del mismo. Todo esto, acompañado por la diagramación más sobria, prolija y bella, con la que podría soñar un coleccionador y/o amante del escritor.

Ahora bien, en lo que se refiere al contenido de las cartas, solo puedo adelantarles lo obvio, y es que a través de ellas podemos aproximarnos al carácter de Antoine: sensible, soñador y solitario, y a la relación tan hermosa que sostuvo con su progenitora… Decirles más, sería privarlos del hermoso privilegio de adentrarse por ustedes mismos en el espíritu de un hombre que nunca olvidó la sabiduría innata de la infancia, ni los sentimientos puros que albergó en ese entonces .

Puntuación: 4/5