Si te mezclan, en un solo platillo, varios de tus alimentos favoritos, puede darse una de estas dos situaciones: o tu paladar entra en un éxtasis inimaginable, o tus papilas gustativas experimentan una horrible repugnancia. Bueno, pues en la literatura sucede exactamente igual.
Si alguien toma diversos elementos que nos agrada ver en los libros y los reúne en una sola historia, podemos terminar amándola con ahínco, o, muy por el contrario, odiándola visceralmente. ¿Qué de qué depende que ocurra una cosa o la otra? Sencillo, de la compatibilidad de los elementos y de la destreza del autor para combinarlos.
Cuentos de Bereth, por ejemplo, es un excelente ejemplo de lo que ocurre en el primero de los casos, cuando lo que se junta compagina a la perfección y el escritor sabe bien lo que hace.
Esta es la historia de Duna, una chica que no se cansa de luchar por los derechos de los sentomentalistas de Bereth, es decir, de hombres que nacen con poderes extraordinarios, con los que deben de servir al reino. Pero, también es la historia de Adhárel, príncipe de Bereth que hace todo lo posible por evitar entrar en guerra con un reino vecino.
Increíblemente los caminos de la muchacha y del joven se cruzan y sus objetivos se unifican, al tiempo que entre ellos nace un amor, que por fortuna es muy fuerte, ya que no les va a ser muy fácil que su historia termine con un “y fueron felices por siempre”. Esta obra toma algunos de los elementos más llamativos de los cuentos de hadas más populares y los mezcla para darle forma a una novela original, mágica, tierna, divertida y fácil de leer.
En cuanto al ritmo, empieza un poco lenta, pero una vez que toma fuerza, no hay quién la pare.
Por último, hay que decir que como la historia originalmente era una trilogía, pero ahora se publica como bilogía, hacia los dos tercios del libro finaliza el primer hilo argumental central de la obra y empieza otro; con lo que a lo último terminas leyendo un libro muy diferente al que iniciaste, pero tan adentrado en la historia que sientes la imperiosa necesidad de leer su continuación.
Puntuación: 5/5
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