DIOSES HUMANOS. Si hay algo que nos fascina de las deidades mitológicas es que casi siempre poseen características humanas. Claro, ¿cómo no nos van a encantar esos personajes que aun con su poder inmortal se muestran cercanos a nuestra naturaleza? ¿Cómo no nos vamos a sentir identificados y atraídos hacia esos seres que, como nosotros, odian, temen, se equivocan y experimentan deseos cuestionables?
Y es que suena muy bello aquello de la “perfección divina”, pero esa idea no deja de ser una quimera. El hombre es en esencia imperfecto, y ante ello solo le quedan dos caminos: o se flagela y se siente despreciable siempre que erra; o se acepta con todo y sus claros-oscuros, con sus anhelos reprochables y sus acciones poco honorables, con sus apetitos carnales y sus fantasías impuras, como, de hecho, han de hacerlo los personajes del presente libro.
Perséfone es la bella y famosa hija de uno de los Trece individuos que gobiernan Olimpo. Pero, en realidad, ella detesta el ambiente tóxico que reina en su entorno, lleno de intrigas políticas, habladurías y codicia. Y es por eso que su plan es irse de dicho lugar apenas tenga edad para hacerlo.
No obstante, su propósito se verá amenazado con una trampa inesperada que Zeus le tenderá con su madre, en la que habrá de terminar aceptando casarse con el primero, para colaborar con las ansias de poder de la segunda.
Pero Perséfone no querrá conformarse. No estará dispuesta a sacrificar su libertad, razón por la cual huirá y, en su huida, se topará con Hades, un hombre temible, con el que se aliará para vengarse de Zeus, iniciando con él una relación pecaminosa y escandalosa a la luz de todo el mundo.
Este es un retelling picante de la historia de Hades y Perséfone, traído a una actualidad en la que, naturalmente, sus personajes se preocuparán más por mantenerse en la élite, que por realizar grandes proezas.
Y los protagonistas no serán ninguna excepción, pues aunque serán otros sentimientos los que habrán de moverlos, también serán egoístas y les terminará importando más devorarse sexualmente, que cualquier otra cosa.
Puntuación: 4/5
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