PREJUICIOS. ¡Cuánto daño nos causan! Aquello de basar nuestras opiniones de alguien en cómo luce, en su procedencia, o en su estrato social, es una de las peores cosas que podemos llegar a hacer... pero aun así vivimos haciéndolo.
Claro que esto no es nuevo. Siempre hemos preferido juzgar antes que conocer, porque es más rápido y sencillo. Porque para hacerlo basta con que echemos mano de las convicciones que ya llevamos dentro: no implica que nos peleemos con nuestras certezas.
Mas, a la hora de la verdad, pocas veces esos juicios que nos hacemos precipitadamente del otro coinciden con la realidad. Y, lo que es peor, en muchas ocasiones nunca llegamos a darnos cuenta de ello, como en efecto ha de sucederles a los verdugos de la presente historia.
¿Pero por qué mencionar aquí a los verdugos antes que a los protagonistas? Bueno, porque aunque son hombres y mujeres que se encuentran a más de cinco siglos de distancia de nosotros, nos siguen retratando a la perfección. Todavía somos esos seres viles que apartan, temen y se burlan del diferente y que se recrean en el dolor ajeno.
Así, entonces, los hechos se desarrollarán en París del siglo XV. Allí nos encontraremos con personajes buenos, que son tildados de malos, y con malos, que son tomados por buenos.
Veremos a un campanero deforme que nunca ha conocido el afecto, a una gitana inocente que se enamorará de un tipo apuesto pero pérfido y a un hombre de fe de instintos viles.
Un drama, una tragedia, una historia emocionante que nos sacará las lágrimas con el sufrimiento del pobre Quasimodo, un personaje que ha llegado hasta nosotros como "El Jorobado de Notre-Dame", y que será, después de todo, el que más sufrirá en esta sociedad de víboras a la que ha de importarle más la belleza que la humanidad.
Esta es una cruda y brillante representación de una época, pero también una profunda visión del alma humana, en la pluma de un genio que aquí mezcla increíbles descripciones arquitectónicas de la catedral de Notre-Dame, con datos históricos y una trama oscura, en donde, no obstante, prevalecerá el amor.
Puntuación: 4.5/5
No hay comentarios:
Publicar un comentario