En una reunión de ex compañeros de escuela, Michael, un empresario que en su adolescencia fuera el capitán del equipo de fútbol y de quien menos se esperaría que experimentara temor, confiesa tenerle miedo a los cambios. Sin embargo, cuenta él que en algún momento tuvo que enfrentarse a una gran transformación que se produjo en su lugar de trabajo, a la cual solo pudo hacerle cara cuando llegó a sus oídos una historia de adaptación.
Ante la revelación, los interlocutores de Michael lo instan a compartir con ellos el cuento que menciona, a lo que el hombre responde favorablemente y empieza a narrarles la fábula.
Todo empieza en un país muy lejano, en el cual viven cuatro personajes: dos ratones, Oliendo y Corriendo, y dos humanos, del tamaño de los animalitos, Kif y Kof. Ahora bien, aunque distintos, los seres buscan lo mismo, y eso es el Queso que satisfaga sus necesidades individuales.
Valiéndose cada uno de sus propias capacidades, los cuatro encuentran un día lo que buscan en la Central Quesera Q. Ante dicho hallazgo, los ratones conservan sus costumbres de acudir corriendo al lugar e inspeccionarlo por la mañana, como lo hiciesen cuando aún se encontraban en búsqueda de su queso. Pero no así sucede con los dos hombres, que pronto se relajan, empiezan a acudir tarde a la Central y se convencen de que aquel alimento les pertenece y que les perdurará indefinidamente.
Así entonces, no es de extrañar que una vez el queso se agota, los ratones se hallen preparados y salgan rápidamente a buscar un reemplazo del mismo; mientras que los humanos, por su parte, se muestren desconcertados y tarden un tiempo en aceptar la situación y actuar… O bueno, al menos uno de ellos.
Libro con 93 páginas, narrado en pasado, en tercera persona.
Se lee rápido y ciertamente podría ser de ayuda para quien se esté enfrentando a un cambio en su vida y no sepa qué hacer. No obstante, no lo recomiendo si lo que se quiere es entretenerse o pasar el rato.
Puntuación: 3.5/5
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