Los problemas de salud mental no pueden seguir siendo un tabú en nuestra sociedad. Y es que no se puede pretender que alguien esconda una condición psicológica especial, ya sea esta innata o adquirida, sin que al final dicho individuo no termine colapsando de la peor manera; y todo por sentirse incapaz de seguir lidiando consigo mismo y con sus demonios personales en la más absurda y absoluta soledad.
Así, pues, es menester normalizar el hecho de acudir a ayuda profesional para tratar las enfermedades y/o condiciones mentales que afectan la cotidianidad de quien las padece. Y bueno, creo que una forma de lograr esto es a través de la literatura de ficción.
¿Pero qué tiene que ver una cosa con la otra? Pues que así como una persona “sana”, psicológicamente hablando, siente satisfacción al identificarse con sentimientos y experiencias de un personaje literario, grande es el alivio que podría llegar a sentir alguien que padece un problema mental, al ver su situación reflejada y tratada positivamente en las páginas de un libro… Yo creería que además de mostrarle que no es el único individuo que tiene que batallar con la enfermedad, la obra también podría enseñarle el camino a recorrer para curarse de ella y/o aprender a vivir con la misma, si es el caso. Hecho, este último, que resalto del presente libro.
Como su título lo indica, “Los últimos días del hambre” trata de un trastorno alimenticio, lastimosamente muy común hoy en día, que es la bulimia. Aquí la protagonista, a modo de diario, relata fragmentos de su día a día, intentando superar su problema, luego de que su psicóloga le advierta que la enfermedad la está conduciendo a la muerte.
Así, entonces, entre pensamientos de comida y recuerdos perturbadores de un pasado que influyó en su condición actual, la mujer intenta dejar sus perniciosos hábitos para poder reconciliarse con su ser interior y con la propia vida.
Con crudeza pero también con humor, la autora se adentra en la mente de una bulímica, lo que hace con gran acierto, puesto que ella misma padeció el trastorno.
Puntuación: 4/5
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