Este libro nos cuenta la historia de Mazarine, una joven estudiante de arte que siente una especie de idolatría hacia Cádiz, un pintor veterano y orgulloso, quien se encuentra atravesando una crisis artística. Cuando las vidas de ambos se cruzan, Cádiz empieza a recuperar sus dotes, pero también sus sentimientos comienzan a tirar de él con tal intensidad, que llegará un punto en el que no podrá negar la atracción arrobadora que lo empuja hacia su aprendiz. Así comenzará una historia de amor, enmarcada en el arte, en la cual los dos involucrados se querrán y se necesitarán, pero al mismo tiempo se harán mucho daño, ante los impedimentos que encuentran para estar juntos.
Pero hay más. Mientras que el amor y el dolor visita a este par de amantes, Mazarine y los miembros de una comunidad secreta intentarán averiguar la historia que se encuentra detrás de La Santa, una joven con aparentes poderes para inspirar a los pintores, cuyo cuerpo Mazarine conserva en secreto en su casa, como herencia de su madre.
El libro tiene 477 páginas distribuidas en 113 capítulos, y está narrado en tiempo pasado, en tercera persona, desde los diferentes puntos de vista de los personajes.
Esta obra pertenece al idealismo mágico, una corriente literaria creada por Ángela Becerra y caracterizada por poseer un tono poético y místico, y por mostrar una gran sensibilidad.
Al principio esta novela se me tornó un poco lenta y la verdad es que no logré identificarme con la historia de amor de los personajes principales. No obstante, la prosa de la autora es tan cautivante y el misterio de La Santa está tan bien construido, que terminé disfrutando de la lectura. Confieso que desde el primer momento me puse del lado del joven que se disputa el amor de Mazarine con Cádiz, ya que apenas logré simpatizar con este último cuando se descubrió la relación que guardaba con el padre de Mazarine.
Puntuación: 4/5
No hay comentarios:
Publicar un comentario