Las lunas de Júpiter (Alice Munro)

 

A veces importa más cómo nos cuentan la historia, que la historia en sí misma. Es muy común encontrar tramas fascinantes, pero desarrolladas de forma tan poco conveniente, que son echadas a perder. Por el contrario, en ocasiones nos topamos con argumentos simples, pero narrados con tal maestría, que terminan convirtiéndose en obras deliciosas de leer. Bueno, pues los relatos de Alice Munro entran en la segunda categoría.

La primera vez que comencé el libro que ven aquí, ansiaba leer historias en las que predominara la acción y que, por lo mismo, pudieran ser devoradas de forma rápida, sin que exigieran de mi parte mayor concentración; empero tropecé con cuentos que, en aquel momento, me parecieron que no llevaban a ningún lado y me hicieron perder con sus descripciones detalladas y personajes complejos.

Entonces, como no podía ser de otra manera, abandoné la lectura creyendo que la narrativa de Munro no era para mí. Afortunadamente  no dejé pasar mucho tiempo antes de intentar leerla de nuevo, y así fue como entendí que el problema era la disposición en la que me encontraba en aquella tentativa inicial y no una falta de empatía con la autora.

Sin prisas y dispuesto a descubrir un estilo sosegado y profundo, me di a la tarea de degustar los diez relatos que componen la presente antología, con lo cual me llevé una sorpresa sumamente agradable, y es que en la medida en la que fui avanzando con el libro, me fui viendo cada vez más cautivado y complacido con él.

Ahora bien, aunque no hay mayores intrigas ni sorpresas en las historias, sí hay una exploración, a la mar de interesante, de la condición humana; en especial del género femenino. Lo que presenta esta obra son problemas cotidianos de personajes muy reales, que viven entre el pasado y el presente, como cualquiera de nosotros lo hace, y que cargan con un cúmulo de sentimientos callados que determinan sus acciones, a veces erráticas.

Con lo único con lo que no terminé de compaginar fue con los finales difusos; amén de esto, no tengo nada qué recriminarle a tan maravilloso libro.

Puntuación: 4/5