“Para gustos, los colores” es un refrán que resume el pensamiento que me acompañó a lo largo de esta lectura, que requirió de toda mi fuerza de voluntad concluir.
Este libro se presenta como una suerte de guía, que bajo la temática de brujería y con un lenguaje fresco y jocoso, pretende ofrecer soluciones a “problemas” cotidianos de la población femenina joven. Y, bueno, este podría haber sido un buen cometido, si tan solo las ideas y las sugerencias, que se le realizan a las lectoras, fueran innovadoras y provechosas para estas y respondieran a sus verdaderas necesidades, pero no siendo así, dudo mucho que pueda llenar sus expectativas.
Autoiniciación, Glamur, Sanación, Convocar, Encantamientos, Destierro y Adivinación son los nombres de los capítulos, cada uno centrado en un conflicto que, según el libro, desvela a las adolescentes de hoy, como lo es el adquirir un look adecuado con sus personalidades o el poder realizar una maratón de Netflix sin tener que enfrentar la culpa que genera la sensación de estar perdiendo el tiempo.
Pero bueno, el libro también ofrece apartados adicionales, los cuales podrían satisfacer a algunas jóvenes a quienes sus temáticas superfluas no lo hiciesen; empero, en mi caso, solo contribuyeron para que terminara de detestar la obra.
Unas de estas secciones ofrecen datos supuestamente reales de algunos casos en los que ha estado involucrada la brujería a lo largo de la historia; y, otras, proponen la realización de conjuros que, según las autoras, sirven para influir en la mente de quien los lleve a la práctica.
Para terminar, la ideología que se refleja en este libro y en muchos otros que últimamente he leído, me insta a hacerles un llamado de atención a las mujeres, para que abran los ojos y no se dejen influenciar por el feminismo tóxico, tan en boga hoy en día. Las invito a luchar por la equidad por medio del amor y el respeto; y no a adherirse a doctrinas extremistas que en lugar de defender la libertad, incitan al libertinaje, y que en vez de propender por la igualdad, parece proclamar la supremacía femenina.
Sin puntuación.
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