Un hombre de traje llega a un barrio peligroso de la ciudad de Los Ángeles, en busca de un tipo atrevido, que claramente pertenece a un círculo social muy diferente al suyo. Juntos van en busca de lo que parece ser una prostituta, y en cuanto la encuentran la llevan a un motel; mas en la habitación que ocupan no se disponen a mantener relaciones sexuales con ella, sino que esperan a que un demonio la posea, para poder capturar a este último en una botella. Al final es el hombre del traje, que en realidad es un cura, el que se lleva al ente en su maletín.
Con esta escena es que la presente obra da inicio a una historia que poco a poco va a sumergir al lector en el mundo secreto que viven diversos individuos, quienes viéndose abocados por necesidad, codicia o mera casualidad, se convierten en “diableros”, esto es, cazadores y traficantes de demonios, ángeles, querubines, entre otras entidades sobrenaturales, con las que se realizan peleas clandestinas.
Elvis Infante, excombatiente de la guerra de Afganistán y exconvicto, es aquel sujeto al que el sacerdote acude para solicitarle su ayuda en la captura del demonio, y es que, como se va viendo a lo largo de la novela, este es un diablero profesional, con amplios antecedentes en la caza de entidades peligrosas.
Ahora bien, en lo que al hombre de Iglesia se refiere, además de estar involucrado en el tráfico del mercado mencionado, es un adúltero, un mentiroso y un embustero, que resulta metido en el negocio a raíz de impostar un exorcismo.
Este libro cuenta con 201 páginas, y se divide en 14 capítulos. La historia no responde a un relato cronológico, sino que en cada capítulo, el autor conduce al lector a horas u años que antecedieron o precedieron a la primera escena que expone. Además, en los capítulos también cambia el tiempo verbal y el narrador.
Una historia original, entretenida, con una estructura novedosa y con personajes bien construidos. Está bien para pasar el rato.
Puntuación: 4/5
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