Siempre he creído en las segundas oportunidades, y cuando se trata de libros, más todavía. A veces nos sucede que no estamos preparados para leer una obra, que no es el momento indicado para acudir a ella o que las ideas preconcebidas con la que la abordamos interfieren con nuestra apreciación de la misma. Les menciono el tema porque fue esto último lo que me ocurrió la primera vez que leí la presente novela.
Para ese entonces, hacía un buen tiempo que había leído Las aventuras de Tom Sawyer y también, hacía bastante, que llevaba anhelando conocer la historia del compañero de aventuras de Tom. Además, mis ansías incrementaban cuanto más veía comentarios que la ensalzaban hasta el punto de catalogarla como la mejor novela del autor. En aquella ocasión tomé el libro, entonces, con unas expectativas muy elevadas y comparé, desde el principio, las vivencias de Huck, con las de Tom. ¡Craso error! Me llevé una decepción tan honda, que por poco lo abandono.
No fue sino hasta este mes cuando volví a leer a Tom Sawyer, que me dije que también Huck merecía una relectura, aunque fuese para rectificar mi desagrado; empero, aunque entré en el libro con las expectativas por el suelo, terminé dándole la razón a quienes afirman que esta es la obra más magnífica de Twain.
La historia se ubica inmediatamente después del final de Las aventuras de Tom Sawyer, cuando Huck se encuentra padeciendo los intentos de la viuda por civilizarlo, hasta que aparece su padre alcohólico y lo libra de la tortura, pero lo somete a otra tampoco nada despreciable: sus golpes. Entonces, es aquí cuando Huck huye y se topa con Jim, un esclavo prófugo. Y, como Huck es muy malo, no solo no denuncia la huida del negro, sino que además se compromete a ayudarlo a alcanzar tierras libres.
Con un tono inocente y jocoso, el autor aborda temas como la amistad, la lealtad, la moral y la consciencia, mientras realiza mordaces críticas a una sociedad puritana que se jactaba de ser muy buena y piadosa, cuando persistía en comerciar con seres humanos como si estos fuesen objetos.
Puntuación: 4.5/5
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