Dios es mujer (Alberto Linero)

 La imagen que solemos tener de Dios es la de un Padre, la de un Creador, la de un hombre grande, fuerte y poderoso.

Sin embargo, ¿nos hemos puesto a pensar que de ser nosotros hechos a su imagen y semejanza, esta concepción de la divinidad ha de ser errónea? ¿Cómo podría Dios tener cualidades meramente masculinas cuando también ha creado mujeres? Y no solo eso: ¿Cómo podría tener sexo cuando su naturaleza es espiritual?

Bueno, pues estas son las primeras cuestiones que aborda Linero en este libro, una obra escrita para decirle a la mujer que sus cualidades y su valía son tan importantes como las del varón, tanto así que nuestro Dios es un Dios protector, amoroso y dador de vida, o, lo que es lo mismo, un Dios con características también femeninas, que nunca ha querido ensalzar la figura masculina en detrimento de la femenina y que nunca ha dicho que el hombre sea superior a la mujer.

No obstante, aquí viene un reclamo que se le hace constantemente al cristianismo y es eso de que la mujer sea tomada como signo de perdición y que muchas veces se le deje de lado. Y es que si en efecto Dios no tiene predilección hacia sexo alguno, ¿por qué en las Sagradas Escrituras da la impresión de que tiene favoritismo por el hombre? Bueno, pues sencillo: porque las Escrituras, aun siendo inspiradas por Dios, surgieron en medio de una cultura machista. ¡Ya les digo yo que las cosas fueran diametralmente distintas si estas hubiesen aparecido en una sociedad equitativa!

Pero, ¿ya qué? No se puede llorar por lo que pudo haber sido y no fue. Mas, eso sí, el presente y el futuro nos pertenecen, por lo que hoy podemos construir un mundo en el cuál la mujer deje de ser oprimida por el varón, y los dos sexos pasen de relacionarse desde una posición de dominio, a una de complementariedad.

En este orden de ideas, este libro nos llama a reflexionar sobre las actitudes machistas que persisten en la sociedad actual y sobre la importancia que hay en que la mujer se concientice de su poder y deje salir todo su potencial, puesto que Dios siempre ha estado de su parte y siempre lo estará.

Puntuación: 4/5