Este es el segundo libro de la trilogía Culpables. Esta vez la historia gira en torno a la serie de impedimentos que se les presentan a los protagonistas, Noah y Nick para construir un futuro, juntos.
Noah está a portas de entrar a la universidad pero el fantasma de su padre no deja de atormentarla. Por su parte, Nick tiene que trabajar incansablemente en el bufete de abogados de su padre, al tiempo que intenta ayudar a su novia. Adicionalmente, están Ella y William que se opondrán a hacer pública su relación, por conservar las convenciones sociales; y la madre de Nick, desesperada por entrar de nuevo en la vida de su hijo y de su ex esposo, tal vez con un secreto oscuro que puede afectar la vida de la familia.
Al igual que el anterior, este libro se lee muy rápido, por ser extremadamente ágil y por emplear un lenguaje simple.
Este libro cuenta con 444 páginas y 53 capítulos, más el epílogo; y está narrado en primera persona por ambos protagonistas.
Tardé casi un mes en continuar con la trilogía, pues como ya se los compartí, el primer libro se me hizo insufrible. No obstante, creo que el hecho de haber esperado un tiempo prudente para regresar a la historia, sumado al tener las expectativas por el suelo, hicieron que disfrutara de este libro.
Obviamente el estilo de la autora no mejora. La historia sigue llena de clichés, los acontecimientos se suceden con rapidez y no llegan a ser creíbles, la relación de los dos jóvenes es enfermiza, los personajes secundarios son planos y las descripciones son pobres, llegando a caer casi siempre en los lugares comunes.
Pero, dejando estas falencias de lado, este libro lo he llevado mejor que la entrega anterior, porque el personaje de Nick se me ha antojado más consciente de sus actos y un poco más tierno en su trato con Noah (lo que no le quita su machismo y su carácter posesivo). También me ha gustado que los escenarios se diversificaran y que las últimas páginas le dieran un giro inesperado a la historia.
Puntuación: 3/5
No hay comentarios:
Publicar un comentario