Alicia a través del espejo (Lewis Carroll)

 Esta obra, que es una suerte de secuela de Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, le presenta al lector a la misma protagonista, pero esta vez un poco mayor.

En esta ocasión, Alicia se encuentra trabajando en un ovillo de lana, cuando uno de los hijitos de Dina, su gata, se encarga de echar por tierra su labor. Mas esta no es la única fechoría del gatico, como la niña se lo hace notar de inmediato, y es que el muy necio, según ella, también se quejó de más cuando su madre le hizo la limpieza, y tiró del rabito a su hermano, cuando este iba a tomar leche en su plato compartido.

Ahora bien, de dichas reclamaciones, Alicia pasa a proponerle al minino un juego, y, más tarde, a amenazarle con llevarlo a la “casa del otro lado del espejo”; y, en esas se halla, cuando de repente traspasa el cristal, viéndose lanzada a un mundo en el cual todo ocurre al revés. En este lugar, se topa con reyes, flores y animales parlantes y, por supuesto, nuevas aventuras qué emprender, las cuales surgen a partir de su destino de jugar allí, un partido de ajedrez gigante, para llegar a ser coronada como una reina, al final del mismo.

Esta obra cuenta con 155 páginas, distribuidas en 12 capítulos. Está narrada en tercera persona, desde el punto de vista de Alicia, y en tiempo pasado. El lenguaje es sencillo, pero los juegos de palabras y el hecho de que toda la historia gire en torno a una partida de ajedrez, la hace un poco más compleja que la anterior.

Es mi segundo libro del bimestre para el #ClubClásicosJuveniles, y tengo que confesar que lo disfruté, pero no tanto como el anterior. Sin embargo, considero que es un ejercicio muy interesante el leerlo, pues es un complemento de su antecesor, a la luz del cual se puede apreciar una Alicia en evolución.

Si en “Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas”, Alicia se sorprende ante el universo absurdo que la rodea, aquí el asombro se transforma en aceptación, con lo que se puede deducir que la niña está preparada para entrar en la irracionalidad de la adultez.

Puntuación: 4/5