Lale Sokolov es un judío afortunado, pues luego de ser llevado al campo de Auschwitz, lo obsequian con un trabajo que le da grandes ventajas sobre el resto de prisioneros: lo nombran tatuador, hombre encargado de pintar con tinta permanente el número que le corresponde a cada desgraciado que es privado de su libertad y de su humanidad.
A Lale no le gusta trabajar para los nazis infligiendo sufrimiento a sus compañeros; no obstante, no ve otra salida para conservarse con vida, y es por esto que trata de ser eficaz en su labor, sin llamar la atención ni causar problemas. Pero pronto se olvida de su cautela, pues conoce a Gita, una prisionera que se ve obligado a marcar y de la que se enamora tan pronto como la ve. Así, pronto empieza a acudir a encuentros furtivos con su amada, al tiempo que intenta ayudar a otros prisioneros, consiguiendo para ellos comida de contrabando.
Lale tienta su suerte, pero siempre con la esperanza de salir victorioso para construir una vida al lado de Gita, lejos del horror del Holocausto.
Este libro tiene 313 páginas, agrupadas en 28 capítulos, más dos epílogos, información adicional, una nota de la autora y agradecimientos.
Desde que me enteré de lo que iba esta historia, deseé vehementemente leerla, pues el hecho de que la obra se basase en un amor real que surgió en medio de tantas atrocidades, se me antojó atractivo y conmovedor, a partes iguales. Sin embargo, debo de decir que esperaba más.
La narración en tiempo presente se me hizo simple y un poco escueta, y los personajes secundarios no los vi muy bien trazados. Aun así, les mentiría si les dijera que no disfruté del libro, pues lo hice en cierta medida, no tanto por la destreza de la autora, como por el relato como tal; ya que ciertamente la historia de estos amantes es muy bella, colmada de acontecimientos desgarradores pero también tiernos y esperanzadores.
No es uno de los mejores libros del Holocausto que he leído pero es bonito y lo recomiendo a quien busque un libro ligero acerca del tema.
Puntuación: 3.8/5
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